Santiago y el Camino

El origen de la ciudad de Santiago se remonta a la prehistoria, la cultura castreña y posterior llegada de la civilización romana. Pero su historia está directamente vinculada al descubrimiento del sepulcro del Apóstol (s IX), que el rey asturiano Alfonso II el Casto dio por válido y promocionó ordenando construir el primer templo y donando a su alrededor las tierras que serían el germen de Santiago de Compostela.

Aquel fue el inicio del fenómeno de las peregrinaciones jacobeas, que se mantiene durante más de 1.000 años hasta la actualidad. En los siglos X y XI la peregrinación a Compostela se va asentando pero será en el s. XII, con el Arzobispo Diego Gelmírez, cuando Santiago adquiere renombre y se convierte en la gran meta de peregrinación cristiana, igualándose en importancia a Roma y Jerusalén.

La ciudad se convierte así en destino de la cristiandad y el Camino de Santiago en una ruta en desarrollo en todo el continente. Se fija el itinerario de los peregrinos desde Francia por el denominado Camino Francés y pronto se establecen otras rutas para facilitar las peregrinaciones, además de recorridos por mar desde las islas británicas o los países nórdicos. En el s.XII,  el monje cluniacense Aymeric Picaud  incluye en el Códice Calixtino lo que se  considera la rimera guía de viaje de la historia: indica las rutas y etapas del Camino, recoge sus impresiones sobre las gentes y los pueblos que atraviesa e incluye los ritos y visitas obligadas en Compostela.

El Camino jacobeo se convierte en motor de evolución de la cultura y la economía de Europa. En su trazado crece el comercio y se construyen calzadas, puentes, pasos de montaña, hospitales y catedrales. A su amparo se fortalecen las órdenes religiosas ya establecidas y otras que se crean específicamente para la defensa y atención de los peregrinos.

Su poder de atracción no cesa, quizá por tratarse de una tierra desconocida en el fin del mundo, quizá por sus grandes ventajas frente a Roma, símbolo del poder papal, o Jerusalén, muy alejada de Europa.

Santiago se erige en el lugar de peregrinación de personas de toda condición, desde los más humildes, que dejan testamento antes de su partida por lo arriesgado del viaje, a burgueses, nobles y reyes. Santa Isabel de Portugal, el Cid Campeador, los Reyes Católicos, el infante Carlos de Evreux, el Duque de Aquitania, San Francisco de Asís, Carlos I, Felipe II,  el pintor Juan Van Eyck, Jaime el Conquistador, Santa Bona de Pisa o el Gran Capitán, son algunos de los personajes célebres que recorrieron el Camino, como también lo hicieron, ya en la actualidad, Paulo Coelho, Shirley Maclain, Miguel Induráin o Martin Sheen.

Breve historia de las peregrinaciones

Los siglos XII y XIII están considerados como la época dorada de las peregrinaciones, que continúan intensamente hasta el Renacimiento y la Reforma, cuando descienden, aunque sin desaparecer. Las convulsiones del s.XIV, las oleadas de peste o la Reforma luterana influyen en el descenso durante varios siglos. En 1884 el Papa León XIII proclama la autenticidad de las reliquias y Santiago recupera su protagonismo.

En la primera mitad del s.XX la celebración de los Años Santos Compostelanos, establecidos por el Papa Calixto para el año 1126, recuerdan periódicamente el esplendor de las peregrinaciones medievales. Aún en tiempos convulsos el Camino mantuvo su atractivo para pequeños grupos de peregrinos, muchos de ellos extranjeros, que seguían recorriendo el Norte de España para llegar a Compostela.

En el Año Santo 1920 se estrenó el Himno al Apóstol. En 1937, en plena Guerra Civil española, el Papa Pio XI aprobó prorrogar durante el 38 la apertura de la Puerta Santa. En el Año Santo de 1965 se construyó la residencia del Burgo de las Naciones para acoger a los peregrinos, después sustituida por el actual complejo del Monte do Gozo. En 1975 el papa Pablo VI concedió de nuevo e “in perpetuum” el derecho compostelano a celebrar los Años Santos. En 1976 se instauró la Misa del Peregrino. El Año Santo de 1993 fue el impulso final de las peregrinaciones modernas.

Actualmente a Santiago llegan caminando personas de más de 100 distintas nacionalidades.  En 2017 la oficina de Peregrinaciones acogió a 301.036, contabilizándose únicamente los que hacen al menos los últimos 100 Km. caminando o a caballo, o los últimos 200 en bicicleta. En el mes de agosto de 2017 se recibieron 57.680, de los que más del 92% llegaron a pie.